martes, 5 de julio de 2011

Adiós a José Aguilar "Josito"

El Rey sin sucesores del carnaval de Puertollano, el gran artista, el gran defensor de la verbena de San Antonio, el gran transformista, el gran subversivo de Puertollano, el gran minero, José Aguilar Fernández, conocido como Josito, ha fallecido hoy en Puertollano, en su pueblo.
Josito sacudió muchas veces a Puertollano desde las mismas entrañas del fascismo cuando se travestía en carnaval y cuando desafiaba la celebración de la verbena de junio, prohibida también en nuestra ciudad porque era, realmente, un homenaje a los fusilados en tal día cuando acabó la guerra civil.
Josito fue minero porque era lo único que podía hacer, mientras no ocultaba su condición sexual, provocativa y risueña, en un mundo macho que, después de haberse reído (muchas veces burlado) de él, aprendió a respetarle como a nadie.
Josito, que en la mina era la alegría de sus compañeros, defendió su diferencia siempre, pero eso sí, una vez, me contaba, un compañero le faltó al respeto y su carbura voló de tal modo que, si no se agacha, le arranca la cabeza.
Porque Josito era especial, pero tenía un par… y era grande y fuerte, y su amaneramiento no escondía un poderío que salía tanto actuando como trabajando.
Las circunstancias de la época impidieron que se fuera de bolos con los más grandes. Le quisieron Concha Piquer, Juanita Reina, Marifé de Triana, Pepe Marchena y Juanito Valderrama, porque se hacía unos trajes impresionantes y bailaba como un auténtico profesional.
El tener que cuidar a su madre, impedida, durante más de cuarenta años, hizo que se conformara con vestirse como Miguel de Molina, o como Carmen Amaya, haciéndole disfraces y vestidos a quienes se lo pedían, manteniendo la verbena de San Antonio y la capilla que todavía se ve.
El carnaval era cosa suya. En los años del franquismo se hizo imprescindible y sufrió más de una paliza de las fuerzas del orden, que también se llevaron algún que otro mamporro, porque ha sido siempre muy hombre.
Fue el primer mascarón de la democracia. Para mí, el más grande. Ahora, el ayuntamiento le ha puesto su nombre a un premio. Le hace falta una avenida. Su último baile, con riesgo de su vida, lo hizo conmigo en el escenario. Iba vestido con una bata de cola y desató el aplauso general de un público que le ha querido mucho.
Porque cuando lo de la liberación gay era motivo de cárcel, él incendió, con risa y con cojones, el escándalo de una sociedad maniatada física y cerebralmente. Liberándose él liberó un mucho a Puertollano.
También sufrió un atentado, aunque nunca quiso airearlo. Me pidió que no hablara mientras viviera. Hoy lo digo. El incendio de la ermitilla fue intencionado. Algún mal nacido escribió enfrente “volverás a arder”. Por eso, sin mucha ilusión, se fue retirando y el cansancio le llevó a irnos dejando.
Eso sí, salió en la tele muchas veces, por lo grande que era. La última fue en Cine de Barrio, de TVE, explicando desde el museo de la Minería, cómo se rodó la película “Esta voz es una mina”. Allí estaba Josito, gigantesco, al lado de Antonio Molina, en el grupo de trabajadores que cantaba “Cantar, cantar”, que todos conocemos como “Soy Minero”.
Descanse en Paz. Siempre le recordaremos. Porque va a estar, cada carnaval, cada verbena, luciendo una camisa de volantes y chorreras, y llevando, como nadie, el sombrero cordobés. Hasta siempre.

(En memoria de José Aguilar Fernández, “Josito”, fallecido en Puertollano, el día 15 de diciembre de 2010, a los 87 años de edad)

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