viernes, 18 de noviembre de 2011

A CASI VEINTE DE NOVIEMBRE

Noviembre se obstina en llover
más hojas amarillas que agua destilada
y mientras crepitan mis suelas
el fresco se acompasa casi a tientas.
Vienen y van comicios que se asfixian,
caducan los otoños que he vivido
y el tiempo es tan azul y tan angosto
que no tengo caminos que ofreceros.
Sin embargo, presento lo que tengo
y mis dedos se anegan en mis pies.

sábado, 15 de octubre de 2011

“LAS BODAS DE RAMÓN Y MONTSERRAT”

Opereta di camera in cinque cuadri.
Libretto da
Benjamín Hernández Caballero


Cuadro Primero
LA NOVIA:

Te miro y me despiertan las estrellas.
Te pienso y me domina la frescura.
Todas las fresas son ahora más dulces
y las rosas nos gritan sus colores.

Desde tu carne brama la esperanza
y la dicha se aferra al infinito.
Se turnan la razón y la locura
y gana siempre el corazón tremente.

Te sueño y ya me niego a despertarme.
Te hablo y se me vuelan las palabras
y me asomo otras veces en tus ojos
para poder mirarme con tu aroma.

Te llamo y me contesto con tu lengua.
Te alejo y apareces en mi pecho.
Me entrego a ti y adoro tus caricias
mientras mi espalda agota tus abrazos.





Cuadro Segundo
EL NOVIO:

Eres mi novia porque el cielo quiere,
porque quieren mi pecho y mis sentidos,
porque así lo desean las palomas
y así lo dictamina el universo.

Tú ya eres yo y yo te pertenezco.
Te habitan mis deseos y mis labios,
te proclaman mis ansias y mis dedos,
te reclaman mis manos y tus lunas.

Me he mudado a tu seno delicioso,
a tu piel, que es mi casa y mi futuro.
Vivo en tu propia vida inacabable
y he perdido la llave para siempre.

Eres mi esposa porque no concibo
otra vida, otra fuerza ni otra cama.
Tu esposo soy porque es imprescindible
seguir viviendo dentro de tu boca.




Cuadro Tercero
BRINDIS. Soneto:

Vamos a alzar las copas de buen vino
llenas con el licor de la sonrisa,
mecidos por la danza de la brisa
que os hace dulce y bien vuestro camino.

Ya que estáis entregándoos al destino,
despojad vuestros besos de la prisa,
sin partiros la piel ni la camisa,
tan suave como el mármol clandestino.

Me pierdo en vuestro amor efervescente,
deslumbrado con la sinceridad
que surge como luz del corazón.

Así sigo brindando alegremente
por vuestra más azul felicidad.
Montserrat se ha casado con Ramón.



Cuadro Cuarto
CAVATINA:

El novio estaba soñando
con el frescor de las sábanas
y una multitud de pájaros
manaba luz de sus alas.

Sobre el techo de la alcoba
bellos ángeles montaban
su guardia de hierbaluisa
con adornos de guirnalda.

La novia llegó a la puerta
desbordada de nostalgia.
El cielo se puso púrpura
y se agotaron las lágrimas.

Cuando le dio el primer beso,
las llamas se hicieron agua.
Un latido de locura
les sonó por las entrañas
y el calor de los abrazos
alborotó las almohadas.



Cuadro Quinto
INVOCACIONES MÁGICAS:

Id a contárselo al árbol,
que llame a la madrugada,
que se lo diga a los ríos,
que lo grite a las montañas,
que lo comunique al viento,
que se lo silbe a la grama,
que lo susurre al subsuelo
para que lo sepa el alba.

Que las estrellas bendigan
vuestro futuro con calma.
Nada os puede hacer ya daño:
la magia está derramada.
Está conjurado el tiempo
y la vida conjurada.


                                                                              Puertollano, 18 de agosto – 15 de octubre de 2011

                                                                             Benjamín Hernández Caballero.

lunes, 3 de octubre de 2011

HECHIZO DE BODAS DE ESTER Y EL CANO

Que el amor llene el aire,
que la luz llene el espacio,
que se curen los duendes malheridos
y vuestra fiesta nos ayude a conjurar las penas.
Que toda la alegría os inunde
de calma y de esperanza,
de pasión y de arte.
Que seáis siempre capaces
de contar con la sonrisa,
de fabricarnos la ilusión.
Hoy, al emprender el camino
que os llevará al futuro,
quiero hacer un sortilegio
de amistad y de dicha.
Para que nada os falte,
para que todo os llegue,
para que el mundo entero
se os entregue.
Que el amor llene el aire
y la luz el espacio.
Que os queráis para siempre
y que siempre os queramos.
Dadnos vuestra amistad,
sed felices por siempre.
Que el sol y las estrellas
os bendigan de fuerza.
Que la luna os impulse
de amor y de ternura.
Para toda la vida,
para toda la lucha.
Todos nuestros duendes malheridos
Temblarán con la fuerza de los besos
Y las sombras se irán de los espacios
Que llenaréis de roces y caricias.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Sonatilla otoñal

Me ilusiona pensar que ya no estoy pensando
y me asombra la fuerza con que me contradigo.
El porvenir y el mundo me parecen absurdos
por no poder dejarte, ni abrazarte, ni verte.

Bajo la potestad de tus labios no siento
cómo se me pronuncian tus silencios terribles,
ni cómo se almacenan las sombras en mi almohada,
ni cómo se me nublan mis cielos infinitos.

Cuento sílabas, comas, cesuras y hasta acentos,
me pierdo en la certeza de mis alejandrinos
y el corazón se para de lucha y de deseo
mientras la voluntad se cansa de negarte.

Esta razón que muere sin haber existido
tiene colores rancios bajo tu madrugada.
Mi noche no es oscura por tratar de ocultarme,
sino por la impotencia de soñarte y callarlo.

martes, 13 de septiembre de 2011

LAS ROSAS DE LA NECESIDAD

Poemario en memoria de
Milagros Hernández Caballero.
 

 

I

Después de ti el mundo no transcurre
ni se quejan las nubes en la tarde.
Tras el latido último, las sombras
nos anulan la mente,
nos congelan la risa.

Después de ti la noche se hace eterna
y se anegan de lágrimas las manos,
de calor doloroso las mejillas,
de tristeza sin fin,
de amargura terrible.

Después de ti se me agota el destino,
me repudia la vida y me da miedo
no notarte tan cerca como siempre,
no dejarte mis penas,
no prestarte mis ansias.

Después de ti me cansa el horizonte
y no tengo ilusión por lo que viene
por no poder contarte lo que siento,
porque lloro manadas de emociones
por lo que en ti se pierde.

Te echo tanto de menos que no quiero
que se me escape tu retrato en ciernes;
y desgasto tu foto por tocarte,
por verte como eras,
por saberte la misma.

Después de ti no encuentro las palabras
que describan tu vida
de madreselva breve
ni consigo el recuerdo
que me deje pensarte.



II
¿Dónde tu corazón?
¿Dónde sigue latiendo?
¿Dónde tus ojos, dónde
están mirando cosas?
¿Dónde tus entrañas queridas
se quedan enganchadas?
Tus queridas entrañas
y la luz de tus manos...

Todo es ya sólo sombra.
Todo es ya sólo nieve.
Frío dentro de ti...
Vida que sigues dando...

¿Dónde...?




                         III        
Hermana. Amiga mía.
Sol del pan. Sol del sol.
Hermana. Hermana. Mía.

La vida se ha cerrado
con un ruido silente.
La vida, hermana mía,
no te conoce ya.

No sabe que tu fuiste
un revuelo de risas
y un rebaño de lágrimas.
No sabe que soñaste
un viento de vacío.
No sabe que tu pelo
era fuente de noche
y fulgor de cristales.

No te conoce el mundo.
Amiga mía. Hermana.
Y yo tampoco puedo
conocerlo. Tampoco
soy capaz de encontrarle sentido.
Y me pierdo por calles
que antes había pisado
porque no estás, hermana,
en mi casa, conmigo.



IV
¿Cómo saber si existes de otra forma?
Si ya no te sienten mis mañanas
ni te huelen mis manos.
Si no puedo tocarte más que en el sueño,
si no puedo mirarte
ni perderme en tu boca.

Una pared de humo y desmemoria
me oscurece tu imagen.
Sólo puedo notarte cuando olvido
y únicamente el viento
me arrastra tu perfume.

Una venda de precaución inútil
me impide gritar y desgranar tu nombre
en multitud de sílabas.

Muerte de todo,
que sepultas mis rosas necesarias
y la mentira de cualquier creencia.
Deslúmbrame. Revive.
Un instante siquiera.
Que pueda respirarte y que me dejes
hablar a tu silencio irrefutable
y me asombre tu risa nuevamente.



V Copla
Cuerpo que ya no tiembla.
Frío sin sed
y los ojos cerrados,
clavados, clavaditos
en una pared.

Caballos sin espinas.
Rosas sin crin
y un resplandor de besos
de fin a fin.

Alterada la carne.
Rota la sien
y una fiebre de tierra
que se vuelve a caer.
¡Qué suerte que me quieras también!

VI

Una luna errante se me aparece

Y todos los muertos me nacen de nuevo.
La infinitud del mar no es nada
si imagino tus sueños. No es nada
si me vienen los ojos de tus ojos.

Es el dolor atroz que surge tras tus besos,
la caricia sutil que brota de tus árboles.
El lento palpitar de tu pulso de muerta,
acciones inconscientes de sueño sin estrofas.

Sin tu mirada,
que era capaz de consolar
al mismo color negro;
sin la gentil certeza
de ser siempre tú misma,
me quedo minusválido
para cualquier querer.

Hasta que me nazcas otra vez.


      VII FINAL


Pero tú duerme. Olvida.
Reposa dulcemente un descanso sin prisas.
Que las alas doradas de los escarabajos
te conviertan en tierra.
Tierra buena, tan fértil
como los despertares.
Tierra que a mí me sirva
para oler a escondidas.

Duerme.
Transfórmate en un siglo
de velas desplegadas
o en una madrugada sin espuma.
Conviértete en azul,
en flor desmesurada,
en lluvia de calor.

Duerme.
En tu sueño no habrá más despertares.
No habrá más que un diluvio
de frutas sumergidas,
de nostalgias suaves
y de estruendosa paz.

Duerme.
El mundo no transcurre
ni se quejan las nubes a la tarde.
La risa congelada
se disuelve despacio
y se queda entreabierta,
como los pájaros de sílex del pasado.





Duerme.
La vida es un peñón afilado
que corta el cielo de nata
de nuestra primavera desigual.
No te preocupes:
la eternidad se ha comprimido
y es infinitamente breve.
Las sombras nos anulan
y el futuro es delgado y se sostiene
en dos huesos desnudos
que imaginan difícilmente el tiempo.

Duerme.
Un año más, este junio apagado
en dolor de tormentas,
como todos los años
desde que tú naciste,
tengo tu misma edad.

Duerme, Mila.

                      Benjamín Hernández Caballero
                            Junio de 1.998

   

NOTAS:

Esta pequeña colección de poemas, dolorosamente escritos desde noviembre de 1997 hasta junio de 1998, nace en principio como una imposición autónoma que se resuelve en incapacidad. Cada verso, emocionalmente, me costaba muchísimo y los manuscritos, ya destruidos, son una multitud de garabatos y tachones, sobre todo al principio.
         Algunas estrofas de los últimos poemas fueron surgiendo al azar. Un verso hoy, otro el mes siguiente, fueron encadenándose hasta que el tiempo me permitió aliar nuevamente la inspiración oscura con el trabajo y la técnica.
         Mila nació el 28 de mayo de 1966, prematura de peso y al borde de la muerte. Pero diez días después se recuperó y la disfrutamos algo menos de 32 años. Al llevarle yo sólo once meses, desde el 28 de mayo al 17 de junio, teníamos, oficialmente, la misma edad y bromeábamos con la coincidencia. Por eso, la dedicatoria que iba a ir al principio, finalmente se añadió como última estrofa del poemario.
         Para empezar, me hacía falta un verso y no me quedaba satisfecho con cualesquiera de los que iban saliendo. Repasando con unos amigos unos cuantos manuscritos y mecanografías antiguas, me encontré con un verso que, curiosamente, había dedicado a Mila en 1988, para contarle un suceso amoroso. Empezaba: “Después de ti el mundo no transcurre/ ni se quejan las nubes en la tarde...”. Me pareció perfecta la repetición “después de ti”, desarrollándose como una lira desigual, en cuyas rupturas de ritmo (tres endecasílabos – dos heptasílabos, salvo otras conveniencias) tenía la herramienta de expresión que necesitaba.
         Para el final, como amante que soy de los argumentos redondos y dado el tono épico que tiene una elegía por mucho lirismo que le queramos poner, recuperé otra vez los versos del principio (144 y 145) y di por concluida la historia de mi pérdida y mi dolor, que es verdaderamente lo que cuento.
         Como me temía, el estilo de la creación primera era inconexo y heterogéneo, fruto de frases que inventaba y me cautivaban momentáneamente. Eran, sobre todo, preguntas a mí mismo, como las del II poema, basadas en la necesidad que tenía -y tengo-, de saber qué receptor tenía los órganos donados por mi hermana. Este cuestionario breve no se me oculta procedente de las Coplas de Manrique.
         Otro canto fúnebre, esta vez hondo, es la petenera (V), que me salió después de escuchar a Carmen Linares y que no pude resistir, con toda su carga lorquiana, al igual que el “no te conoce el mundo”, fácilmente alusivo al Llanto.
         Sobrinos, si no hijos, de Miguel, son algunos endecasílabos del poema IV. Más antigua es la procedencia de algunos versos del poema VII, final, en los que las alas de los escarabajos y el diluvio de frutas sumergidas brotan del Libro de los Muertos egipcio, como el peñón afilado en que se transforma la pirámide de la vida.
         Todas estas influencias se me aparecen ahora, cuando ya está acabado y leído, pero me resultan influjos queridos de maestros amados y no me apetece renunciar a ellos. En cualquier caso, reconozco la esencial carga emotiva, a pesar, incluso, de la calidad general del poema.      


                           
                            Benjamín Hernández Caballero
                                   Corrección definitiva y redacción
                                   de notas el 24 de junio de 1.998,
                                   tras la noche de San Juan.

domingo, 4 de septiembre de 2011

LOS TÍTULOS DEL AGUA

Ian Gibson habla de Ainadamar, el nombre de una fuente que en árabe significa “manantial de lágrimas”. Y yo me acuerdo de lo bien que suenan ríos y fuentes: Guadalquivir, Duero, Ebro, Guadiana, Turia, Montoro, Sil… Hay que ver con lo toscos que somos los homo sapiens, lo inspirados que hemos estado a veces. En ocasiones, además, el sentido de las voces abunda más aún en lo que estamos diciendo.

La belleza de los topónimos, la mayor parte de las veces, está muy lograda. Sorprende agradablemente que los seres humanos sean tan poéticos al nombrar, sobre todo, ríos y fuentes. Eufónicos y evocadores, los cursos y manantiales de agua se llaman con la voz del corazón.

Lamenta Gibson, una vez más, el asesinato de Lorca, tan cerca de lugares con nombres tan bien puestos. Lástima que a Federico lo mataran. En cualquier parte. No hay excusa por el punto geográfico.

Menos mal que tenemos nombres hermosos en los que dejar a nuestros muertos. En Puertollano, los muertos inocentes y culpables reposan junto al arroyo de la fuente de la Bachillera, en su caminito de plata hacia el río Ojailén. Que a partir de la afluencia del Fresneda, pasa a ser el Jándula. Maravillosas denominaciones del origen de la Humanidad: el Agua.

sábado, 3 de septiembre de 2011

LA PIEL QUE HABITO. La belleza de las obsesiones. La grandeza de Almodóvar.

Que Pedro Almodóvar sigue siendo el más grande, lo demuestra la cantidad de palabras, insultos y loas que se vierten en los medios de comunicación sobre él. Críticos furiosamente en contra o a favor, se devanan los sesos para epatar a sus lectores/oyentes/espectadores con la verborrea más maligna o más benigna. Luego están los comentaristas amateurs que se manifiestan radicalmente en uno u otro sentido. Lo peor es que muchos reconocen que no han visto sus películas o que no piensan verlas.
¿Por qué los que critican a Almodóvar lo hacen sin haber visto la película? Al margen de lo que diga Boyero, que me importa lo mismo que una cacerola de aluminio, ayer tuve la suerte de ver la película. No sólo es arrebatadora, perfecta en lo visual y tremendamente valiente en proponer un argumento imposible, COMO TODOS LOS DE ALMODÓVAR, sino que actores que en otras películas no parecen nadie, aquí crecen y suman de forma extraordinaria. Me entristece que ahora se ofenda e insulte a uno de los creadores más grandes y atrevidos de la historia del cine español, basándose en criterios ajenos al arte del celuloide.
Tranquilos los del sector derecho: no se mete ni con la religión, ni con los fachas, ni con la guerra civil, ni con la cocina española tradicional. Si lo hubiera hecho, tendría todos los fueros a su favor, por supuesto. Antonio Banderas está como nunca, es decir, como siempre que le dirige el calzadeño.
De momento es una gran película. Trasciende totalmente los géneros de los que se le “acusa”: es un thriller, un drama, da a veces miedo y angustia. Te hace reír en un momento dado y hasta puede hablarse de ciencia ficción. Antonio Banderas está como nunca, es decir, como siempre que se pone a las órdenes del calzadeño. Elena Anaya brilla con adoración de la cámara. Marisa Paredes llena los momentos en que aparece.
Y gustos, los habrá de todos los colores. Hay que leer las críticas, pero seguro que muchos cronistas habrán hablado fatal de películas que os han encantado. Id a verla si queréis, pero no habléis con prejuicios. Es de pobres de espíritu y de mente. Lo peorcito.

sábado, 27 de agosto de 2011

Algunos poemas de 2007

El árbol de la vida
No tiene ramas seguras
Ni tronco incorruptible.
No le brotan hojas
Que nunca se marchiten
Ni son sus flores
Para la eternidad.

El árbol de la vida
Es, a menudo, inquieto,
Algo como imposible.
A veces no le basta
Con una primavera.
Otras veces, en cambio,
Hace su ciclo en un breve verano.

El árbol de la vida es,
Casi siempre, el árbol de la muerte.


















Este tiempo,
Prodigio de avatares,
Me he muerto casi.
Casi se me ha olvidado
Que el dolor no se olvida
Y que todas las ansias
Pueden volverse en contra.

Me ha servido, eso sí,
Para volver a enumerar por cientos
Los amigos del alma
Y también he admitido
Mi propia condición de acabable.

No renuncio al veneno
Del frenesí y el éxtasis
Por pura cobardía.
Antes bien,
y a pesar de la poca constancia,
temo quedarme solo
en el perenne remanso de la nada.

Me he muerto, casi.
Y sigo haciendo gala
De toda la innegable
Duda en el infinito.












Soy capaz de entender a quien te tiene miedo,
Sé la triste razón de quien debe soñarte
Y cuando tengo dudas sobre lo que te extraño,
Mis noches se me encienden con luces que no brillan.

Me asombra la distancia con que me pierdes siempre
Y me asusta la risa de quienes te conocen.
Mi voluntad es algo que jamás te comprende
Y las dudas son todo el porvenir que contemplo.































No me importas ni tú ni el firmamento,
Ni el aroma de incienso de tu risa,
No me trastorna el brillo de tus ojos
Ni tu terrible boca incontenible.

No me importa la noche sin estrellas
En que disuelves tu belleza indemne.
No me asombras, por mucho que lo busques,
Ni me asusta el rumor de tu mirada.

Pero tengo los labios ateridos
Por el hielo dorado de tu aliento,
Por el amargo tono de tu sombra.

Y se queda en mi gusto y en mi almohada
Un frenesí terrible por tus dientes,
Una añoranza atroz de tu saliva.























Yo soy tu libertad y mi presidio.
Me niego a verte y ya te estoy buscando.
Hasta inconsciente tu razón me sueña.
Trato de huir y embarranco en tu arena.

Hay que sufrir para morir contigo,
Como si con la muerte no tuvieses bastante.

Asómbrame en tus dudas,
Piérdeme en tus certezas.
Te acuso de pensarme
Cuando soy quien te anhela.

Drágame en tu estuario,
Déjame en tu sonrisa,
Albérgame en tu sombra.
Deja que sea feliz
O que, al menos, lo piense.




domingo, 14 de agosto de 2011

Epitalamio para Manoli Hernández Caballero

Benjamín Hernández Caballero

CÁNTICO NUPCIAL PARA LAS BODAS DE MANUELA HERNÁNDEZ CABALLERO Y EDGAR VILLALBÍ GIL


I – Cançó breu pel matí

Sento una llum enamorada,
com una rosa a mitja nit.
La núvia és una matinada,
els ulls gegants, el cor petit.

El nuvi escolta arrabassat,
ànima i cap ja estan en pau,
perquè tot sona a veritat
i l’esglesieta és un Palau.

El tendre vespre de l’adéu…
Tanta emoció en aquest moment…
Si trobo l’ànim i la veu
vaig a cantar al casament.
















II – Seguidilla.


Cuando te miro, hermana,
me das la vida,
me iluminas el cielo,
sueltas la brisa.
Ay, quién pudiera
seguirte en tu alegría
sobre la tierra.

Os bendigo en la dicha
de vuestra boda.
Que os feliciten todos
a todas horas.
Vaya momento.
Con los novios más guapos
del firmamento.

A festejar venimos
de todas partes.
Os cantan las estrellas
inescrutables
y os canto yo,
con mucho sentimiento
y poca voz.

Con lo que tengo,
pongo en mis ilusiones
todo mi aliento.








III – Epitalamio en Sí (mismo) Bemol.


Vuestro amor es un árbol para la eternidad,
una herida en el centro de la maltrecha tierra,
un emblema de vida, una voz de futuro,
un impensable mar de abismos y caricias.

Vuestro amor tiene acentos de madrugada insigne,
de vientos de nostalgia, de abrazos malheridos.
Es la entrañable lucha del universo inmenso
que crece y se desgasta a fuerza de pensaros.

Vuestro amor se refugia en cientos de ilusiones,
madrugadas tremendas, felices despertares.
La noche se transforma en mañana infinita
y el cielo es tan pequeño que apenas os oculta.

Vuestro amor se acentúa con las adversidades,
se crece en el mañana, desafiando al miedo.
Es como un porvenir de inabarcable fuerza,
como una magnitud de imposible medida.

Vuestro amor vencerá cualquier impedimento,
hará fuego del agua, tarde del mediodía.
Tendrá que ser custodia de besos como alas,
de carnes que se sueñan y se tocan por siempre.

Vuestro amor comestible, de eternidad arbórea,
tiene que responder ante el viento y el pájaro,
dar asilo al poder de la nieve y el fuego.
Vuestro amor es posible porque sois necesarios.






IV – Noche de Bodas. Soneto.


Están los dos amordazados, bellos,
atados por la cuerda de la vida,
sin temor a la soga ni a la herida,
refulgiendo con múltiples destellos.

Masticándose a besos, solo ellos
tienen la risa apenas contenida,
los suspiros sin fin y sin medida,
repetidos, confusos, como aquellos

en los que tantas veces se perdieron.
La plenitud de ardor, tan insegura,
la boca por la boca atenazada,

tanto se amaron que se confundieron,
pero no equivocaron la hermosura
en la mordaza dulce de la almohada.


















V – Conjuros y sortilegios para un final feliz.


Yo conjuro a la vida, al destino y a todo.
Que os bendiga la luz anhelante del sol,
los astros y la esencia de dioses y de hombres,
las mujeres, los niños y los montes de espuma.

Que todo os beneficie y el tiempo sea ligero
para que el vendaval de vuestros despertares
no tenga la dureza de la piedra afilada
y sea un roce de plumas vuestro mundo diario.

Sed felices y hacednos, que está todo difícil.
Necesitamos risas y cariño del bueno.
Compartid con nosotros un hermoso mañana.
Yo os conjuro y os marco apasionadamente.




Puertollano, 10 de julio –
Reus, 6 de agosto de 2011.