Me ilusiona pensar que ya no estoy pensando
y me asombra la fuerza con que me contradigo.
El porvenir y el mundo me parecen absurdos
por no poder dejarte, ni abrazarte, ni verte.
Bajo la potestad de tus labios no siento
cómo se me pronuncian tus silencios terribles,
ni cómo se almacenan las sombras en mi almohada,
ni cómo se me nublan mis cielos infinitos.
Cuento sílabas, comas, cesuras y hasta acentos,
me pierdo en la certeza de mis alejandrinos
y el corazón se para de lucha y de deseo
mientras la voluntad se cansa de negarte.
Esta razón que muere sin haber existido
tiene colores rancios bajo tu madrugada.
Mi noche no es oscura por tratar de ocultarme,
sino por la impotencia de soñarte y callarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario